viernes, 16 de enero de 2009

Seis meses ya

Este blog debía ir sobre la maravillosa aventura de un exilio. Pardiez, me leo y no me reconozco.

Me he convertido en El Diario de la Mediana de Mujercitas, de la que nadie recuerda su nombre. Esto no debería ser un carrusel de sentimientos, pero a veces lo parece.


Retomemos el palo de escoba y el pañuelo anudado, aka hatillo. Revivamos Berlín, como si uno acabase de aterrizar en esta ciudad oscura por fuera, oscura por dentro.

Y que viva la oscuridad, cojones.


¿Qué hay d
e nuevo, viejo? Pongamos que los días pasados hubieran sucedido todos en uno. Sería un día brutal, como el de la Marmota. Aún así, no me arrepiento de que pase el tiempo, porque miro a mi alrededor y, meses después, sigo descubriendo cosas en esta ciudad, grande, pero finita, ostias.

Un día estás borracho, y horas después, el fin de año. Cualquiera podría hacerlo, pero ¿y si les digo que la borrachera se alargó hasta el día 3?

El 4, 5 y 6 no fueron mucho más sobrios.


Cer
ramos los ojos entonces, y vemos una fiesta de cumpleaños. Probablemente sea ya el día diez, u once.

Niñas de las que en España se quitan los babosos de encima, sueltas, en su salsa, sonrientes. Qué bello, pero llega la hora, se acaba la fiesta, vuelves a casa y ¿qué te encuentras? que caminas a -15, y los pasos que escuchas a tu lado, en el parque helado...son de un zorro. Oh, mein Gott! Y no tienes tiempo de pensar en ello, porque en casa (¿cómo no?), te espera gente con una cerveza fría, y algo de embutido de...digamos,
Hungría. Excelentes morcillas choriceras las suyas, sí señor.

Todo a las 6 de la mañana. Hola-qué-tal-cómo-te-llamas, una y otra vez, y no me canso.


Y cuando crees que esta es, sin duda, la ciudad que más vida nocturna escondida tiene, algo te abofetea, y descubres que, además de la perdición, es posible que aquí resida tu salvación. Un posible trabajo, el gobierno Alemán, museos, domingos de cine, miradas cómplices, una casa minimalista con vinos de Gourmet.

Tienes
tanto Yin para dejarte llevar como Yan para ser alguien de bien. Llevo ya seis meses aquí, y aún parezco un niño con juguetes nuevos.

Germanismo del día


Lohnsteuerkarte - Tarjeta de Impuestos

PD: no tengo el copyright de esta imagen, que es de BANKSY. Señor Banksy, sólo tiene que pedir que la retire y lo haré con mucho gusto...

lunes, 5 de enero de 2009

Maño huevo, viuda nieva

Joder, estoy harto de que todo el mundo tenga el mismo sentimiento de "el cambio que nunca llega, vendrá ahora cuando cambiemos de año".

Estaba harto porque, amigos, ese siempre he sido yo. Con la única diferencia de que cumplo las promesas que me hago con el nuevo año.

Al menos en un porcentaje suficiente como para sentir que soy dueño de mi vida.


Los únicos que incumplo una y otra vez son:
"No fumaré"
"No beberé"
"No desearé a la vecina del quinto"

Pero al menos, mientras dura la promesa, se convierte en cuarentena, y la salud lo agradece.

El caso es que este año no tenía una petición concreta. De acuerdo, encontrar un trabajo, eso sí, pero, aparte de eso, poco más.

Así que el destino se encargó de recordarme que, cuando no deseas nada, cuando no tienes objetivos, la cagas. Cuando sales a empatar, pierdes.

Y resulta que, con el fin de año, me sobrevino (culpa mía) un palo de los que duelen, tanto que tuve que desenterrar viejos deseos de año nuevo.
Aún estoy en ello, pero parece un reto a la altura. El mismo reto que tuve hace más de diez años ya, y que esta vez parece una apuesta a todo o nada.

Si vuelvo a lograrlo, seré prácticamente invencible, si no, habré tirado diez años de mi vida en paracaídas que no se abren y teorías que no sirven ni para las excepciones. Huelga ahondar en el asunto, dejémoslo en que estoy/estaba jodido, ¡y punto!


Por si acaso, y para decir "aquí estoy yo", en plan espartano, decidí comprobar de qué pasta está hecho este soldado.


21:00, Berlín.
Nueve grados bajo cero.
Recién salido de la ducha.
Varios intentos fallidos, hasta tener la foto.



Germanismo del día

die Kraft - La fuerza